Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un https://haseebipux528435.bloggazzo.com/37343757/el-cabezazo-de-zidane-que-marcó-la-final-del-mundial